jueves, 16 de diciembre de 2010

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Salud mental

                                                
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Para otros usos de este término, véase
Filosofía de la mente.

Salud mental o "estado mental" es la manera como se conoce, en términos generales, el estado de equilibrio entre una persona y su entorno socio-cultural lo que garantiza su participación laboral, intelectual y de relaciones para alcanzar un bienestar y calidad de vida. Se dice "salud mental" como analogía de lo que se conoce como "salud o estado físico", pero en lo referente a la salud mental indudablemente existen dimensiones más complejas que el funcionamiento orgánico y físico del individuo. La salud mental ha sido definida de múltiples formas por estudiosos de diferentes culturas. Los conceptos de salud mental incluyen el bienestar subjetivo, la autonomía y potencial emocional, entre otros. Sin embargo, las precisiones de la
Organización Mundial de la Salud (OMS) establecen que no existe una definición "oficial" sobre lo que es salud mental y que cualquier definición al respecto estará siempre influenciada por diferencias culturales, asunciones subjetivas, disputas entre teorías profesionales y demás. Manera también, como las personas relacionan su entorno con la realidad.
                                                 
En cambio, un punto en común en el cual coinciden los expertos es que "salud mental" y "enfermedades mentales" no son dos conceptos opuestos, es decir, la ausencia de un reconocido desorden mental no indica necesariamente que se tenga salud mental y, al revés, sufrir un determinado trastorno mental no es óbice para disfrutar de una salud mental razonablemente buena.

La observación del comportamiento de una persona en sus vida diaria es la principal manera de conocer el estado de su salud mental en aspectos como el manejo de sus temores y capacidades, sus competencias y responsabilidades, la manutención de sus propias necesidades, las maneras en las que afronta sus propias tensiones, sus relaciones interpersonales y la manera en que dirige una vida independiente. Además el comportamiento que tiene una persona frente a situaciones difíciles y la
superaciónde momentos traumáticos permiten establecer una tipología acerca de su nivel de salud mental.
Especialistas en psiquiatría advierten de la necesidad de incidir en los problemas de salud mental en la adolescencia, época en la que comienzan el 50% de los trastornos bipolares, más del 25% de las esquizofrenias, y donde el suicido es la segunda causa de muerte.

Alrededor de 2.000 profesionales de la salud mental participan en Valencia en el XII Congreso Nacional de Psiquiatría, en el que hasta el viernes se tratarán temas como la depresión, la neurobiología de los trastornos mentales y el efecto del ambiente en la salud mental o la patología psiquiátrica infantil. Celso Arango, jefe de sección de la Unidad de Adolescentes del Hospital Gregorio Marañón de Madrid y director del Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER) de Salud Mental, ha destacado la necesidad de "invertir" en la salud de los adolescentes para que se conviertan en "adultos sanos. Durante muchos años los niños y los adolescentes han sido un área en la que este país ha invertido muy poco", ha señalado Arango, quien ha indicado que España es uno de los "pocos países" de la Unión Europea en el que no existe la especialidad de psiquiatría del niño y adolescente.

Según Arango, muchas de las enfermedades mentales crónicas y graves ocurren en etapas muy tempranas, ya que en la adolescencia se producen más del 50% de los trastornos bipolares, más del 25% de las esquizofrenias, el suicido es la segunda causa de muerte y la mayor parte de los trastornos depresivos tienen síntomas durante estas edades. El especialista ha criticado que en España no estén generalizados los programas específicos de hospitalización para niños o adolescentes con un cuadro psiquiátrico, que a los 12 o 13 años deben ingresar con personas muy mayores y con cuadros de demencia, lo que para ellos es "traumático". También ha señalado que en la actualidad están aumentando los trastornos de la conducta alimentaria, que aparecen cada vez en edades más tempranas, con casos en niñas de 10 u 11 años, y también el consumo de tóxicos y drogas, con efectos muy perjudiciales a corto y largo plazo.

Según Arango, el consumo de drogas tiene unos efectos a largo plazo como intoxicaciones, accidentes o suicidios, y consecuencias a largo plazo, como en el caso del consumo de cannabis, que aumenta el riesgo de padecer esquizofrenia o trastorno psicótico, o de éxtasis, que reduce la capacidad cognitiva. A juicio de este experto, es necesario incidir no solo en los niños y adolescentes que presenten síntomas de una enfermedad mental, sino también en sus hermanos, aunque estén sanos, porque la situación que vive en su casa "es tan anómala e inexplicable que puede generar problemas a largo plazo".

Respecto a los niños con un trastorno por déficit de atención, problema que afecta a un 4 o 5% de la población, Arango ha señalado que, de todos los medicamentos que existen en la actualidad, los que han demostrado mayor eficacia y menos efectos secundarios son los estimulantes. La presidenta del comité organizador del Congreso, Carmen Leal, ha destacado que la franja de edad entre los 14 y 18 años es "muy preocupante en estos momentos", ya que puede aparecer por primera vez muchos problemas psicóticos.

"Es un tramo de edad muy problemático y que requiere que cada vez más se destinen más recursos", ha señalado Leal, quien ha recordado que en la actualidad por ley no se pueden ingresar en las unidades de adultos y hay "muy pocas unidades para la hospitalización" de los adolescentes. Otro de los temas tratados en el congreso es la depresión, que afecta a más de un 15% de la población y en el que las posibilidad de recaída tras un primer episodio son de un 60%, porcentaje que se eleva hasta el 90% si el paciente padece tres o más cuadros depresivos agudos.

Según los expertos, por las consultas de psiquiatría pasa un número elevado de personas que, en realidad, "no son pacientes, sino que tienen un problema de tristeza determinado por sus circunstancias personales". También han puesto de manifiesto el mayor riesgo de muerte natural que tienen las personas con esquizofrenia, especialmente por enfermedades cardiovasculares, endocrinas y respiratorias, que reduce su esperanza de vida en un 20%.

                                      

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